ReSIliencia



Agradecida





Con lágrimas, pero agradecida. Así me siento. Ayer casi no soy capaz de pararme de mi hamaca. Me dolía el cuerpo. Me dolía el espíritu. Intenté salir de aquel lugar seguro en el que me sumerjo cada noche pero honestamente no podía. No quería. No era capaz. ¿Lo había soñado? ¿Era cierto? Si, era cierto y mi cabeza me daba vueltas, y debía salir y debía arreglarme pronto y de pronto todo se volvió confuso y sentía algo que no puedo describir. Era un desasosiego de años de saberme viviendo en un país en guerra. De saberme viviendo en un país en donde la inequidad es la constante y en donde mis más cercanos amigos no tienen lo justo.





Me arrodillé al lado de mis perros y llorando logré procesar mi angustia. Mi dolor. Me miraban. Silenciosos. Ninguno ni siquiera miraba a otro lado. Me miraban a mi. A mi dolor. Y yo sabía que comprendían. Que me entendían. Y si Mago estuviera acá, como lo hizo aquella vez, me hubiese mirado fijamente, como solo un buen amigo puede hacerlo y me diría con esa telepatía aún presente, tranquila…hallarás la paz.





Y entonces, fui con ellos al bosque y solo allí tuve lo que nada parecía darme. Y como siempre, me descalcé y me acosté al lado de aquellos gigantes que han resistido todo y los observé y solo pude hallar esa palabra tan mágica y tan necesaria: Resiliencia. Me aferré a ella. La tomé y la abracé como tal vez se aferran las víctimas…respire profundo y lloré. Largo. Tendido. Y me abracé en mi SI…porque a la guerra se llega por errores. Por muchos errores. Y en medio de ella se cometen más errores. Así es que para salir de ella, el riesgo es cometer también nuevos errores.





¿Por qué? Porque hoy siento que solo dos respuestas a una pregunta tan compleja dividieron a nuestro país más de lo que ya estaba. Antes eran solo las FARC contra todos y hoy son todos contra todos. Padres en contra de sus hijos, hijos en contra de sus madres, madres en contra de sus amigas, amigas en contra de sus amigas...madres en contra de madres…padres en contra de padres…





Agradecida, así me siento aunque mis lágrimas aún caen sobre mis mejillas. Porque al final entendí que esta guerra no es solo por unos cuantos guerrilleros. Es por todos. Llevamos tanto dolor y tanta angustia y miedo y desamor por dentro que agradezco que haya salido todo eso de cuenta de dos posibles respuestas. No me lo esperaba. A decir verdad , no. Jamás lo hubiera imaginado. Pero así es, y así fue y como en la guerra, tenía que haber un perdedor…aunque siento que no fue uno solo, perdimos todos. Siento que perdió esa madre que voto por el SI con la esperanza de pronto ver a su hija, a su hijo, a su nieto, a su esposo...perdió la hija que esperaba a su novio para poderse casar, perdieron los secuestrados y perdieron todos aquellos que sentíamos un rayito de esperanza…





Y perdieron también quienes durante años han hecho de la maldad su negocio, y quienes con un documentos firmado intentan lograr que una paloma blanca vuele sobre nuestro país, y quienes desde sus escritorios y desde sus celulares responden agresivamente y sintiéndose victoriosos por lo que le responden a desconocidos en su fb o tw…perdimos todos. Porque perdimos la oportunidad de saber con qué no estábamos de acuerdo…





Yo estaba de acuerdo con la paz. No con todo lo que ha costado y nos iba a costar. Pero prefería eso a más guerra. O a esto que se destapó. Lo prefería. Una y mil veces SI. Si porque detrás de toda esa barbarie la opción es desarmarnos todos. Para que tanta muerte y dolor no hubiera sido en vano. Para que tantas perdidas humanas no fueran más…Para que tanta energía invertida en todo lo que vienen discutiendo aquellos designados en firmar nuestra paz no se desperdiciara. Para que hoy mi país no estuviera dividido en solo dos respuestas. El formulario pudo ser más largo…diez preguntas, a lo más veinte…y hoy sabríamos los puntos en donde coincidimos y en dónde no. Porque estoy segura que al final coincidimos en más si que en nos. Pero solo dos opciones fueron muy poco. Tan poco que estamos todos sumidos en una incertidumbre dolorosa.





La mía desde hoy la convertí en gratitud. Para poder seguir. Para poder tomada de la mano de la resiliencia continuar creyendo que algún día veré a mi país en paz. Veré a mi familia en paz, a familias enteras durmiendo en paz. A padres abrazados de sus hijos en la selva sin temor. A hijos yendo a las escuelas sin que una mina los espere en su camino…a exguerrilleros inmersos en mi sociedad sin temor y sin que les teman. Porque ante todo son seres humanos…y yo ya les he perdonado…





Agradecida y con lágrimas en mis ojos deseo la paz. La necesitamos todos. Para reconstruirnos, para que podamos restaurarnos…para que la ReSIliencia pueda comenzar en nuestros corazones el proceso que requiere para sanarnos…para ser mejores seres humanos todos.





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