Cuánto te amo vida



Cuánto… He visto una Colombia distinta a la de muchos y eso me hace afortunada. La he visto con mis ojos y con mi piel. La he sentido tatuarse a cada viaje que hacía a los lugares más mágicos e inesperados. Ayer veía el documental que usa tres palabras y en ella quedan plasmadas esa Colombia que he visto. Pero hay más. Mucho más. Una Colombia que yo quisiera que no existiera. Pero existe. Y hace poco en una conferencia me preguntaban que pensaba de la paz firmada. Y me dolía el cuerpo…





Cuánto te amo vida. Porque he tenido el placer de recorrer mi país con mis manos libres para poder registrar lo que veo y mi palabra cargada de amor por cada mirada, por cada instante. Por el frío y la tibieza de sus regiones. Por el contraste. Porque en mis collares y en mis zapatos la llevo con todo orgullo y siento a las 62 comunidades indígenas con casi 89 lenguas latir fuerte en mi corazón. Esas somos. 62 grupos étnicos. 89 lenguas y nosotros casi todos hablamos solo una. ¿Qué pena cierto? y fuera de eso se están saliendo de sus resguardos para venirse a mendigar por nuestras calles. Qué dolor… se tienen que venir de cuenta de la guerra y terminan en medio de la prostitución. Cambiando sus tierras por desolación y abandono.





Cuánto te amo vida y cuánto te amo Colombia. Cuánto… y cuánto desde donde estoy en este mismo instante amo a esas comunidades indígenas que desafortunadamente con muchos otros que se están desplazando nos hace el segundo país con más desplazados en el mundo después de Siria. Qué vergüenza. Qué dolor. Pero no con los de afuera. O también. Pero es con los nuestros. Con los de adentro…con Borro Parré una indígena de quién alguna vez escribí. O de la pequeña a quien en un bus le di para que comiera con su familia. Qué indignación la que siento.



!Que putería pa´mejor decirlo! Porque cuando leo que congresistas y yo no sé quienes más se ganan x o y dinero, no pienso sino en la gente hermosa honesta del país que amo. En las regiones que he visto. En las mujeres con pareo y collares envidiables que están justo en este instante perdiendo su identidad o están sometidas a riesgos innombrables.





Cuánto te amo vida. Cuánto amo la hojarasca húmeda de mi bosque en donde me conecto con la tierra como si en ella yo regresara. Tocando tierra. Algo que hago cada mañana. Y que dejé de hacer por unos cuantos días por alguna hermosa razón. Por una bendición que llegó a mi vida para hacerme enfocar en lo que “tengo" que hacer. Porque los dones no se pueden desperdiciar porque entonces llega aquel día en el que nos damos cuenta que no hemos hecho lo que vinimos a hacer y es tannnnn durooooo que cuando me salí de mi centro solo pensaba en medio de mis delirios que si tuviera la oportunidad iba a terminar ese cuarto libro que tiene justo un nombre tan coincidencial a lo vivido. Porque mientras viajaba en mi interior fui pocas veces al bosque pero siempre regresé a un mismo árbol. A mi árbol. Enorme. Gigante. Le digo Pepe. No sé porque. Lo cierto es que bajo él me acosté y allí desde donde tengo un pequeño altar, oro por mí, los míos el bosque, todos los bosques, el aire que respiran acá abajo, mis amigos, las ballenas, alguna que otra orca que persigue a los ballenatos y ciertamente por toda la gente que vive en las zonas de guerra. Porque aún no hay paz. No. No la hay. La habrá cuando todos los colombianos seamos libres de ir a donde queramos sin sentir que nos pueden secuestrar o matar. La habrá cuando nuestros campesinos proveedores de nuestros alimentos puedan dormir en paz y trabajar para ellos y los precios a los que se les compren sus alimentos sean los justos y no hayan intermediarios queriendo usufructuarse de ese punto medio que es donde se va todo y por ahí derecho se nos va la paz. Así de simple. Y por eso vemos paros de los unos y los otros. Mientras nosotros estamos cómodamente sentados en casa o en nuestros lujosos carros [bueno mi skodita sale de ahí], o simplemente estamos sin hacer nada por cambiar algo de esta caótica paz que no es verdad aún.





Cómo te amo vida. Y porque te amo te perseguiré a dónde vayas. Porque eres esencial. Eres vital. Eres mi vida. Y entendí que no dependes de mí solamente sino que existe una fuerza poderosa única y universal que todo lo puede y de la cual dependemos todos. No es solo fuerza. Es una energía hermosa que nos posee y poseemos y que se mantendrá en nuestro cuerpo hasta que llegue el tiempo.





Cuánto te amo vida…cuánto.

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