Es la quietud



Y es la paz. Pero sin paz. Solo la aparenta. Pero no está. Uno la invoca y la llama y ella se deja tocar. Se sabe, se pronuncia pero es efímera. La tocas y se va.



Es la quietud y la paz y el olvido. El abandono y la belleza al mismo tiempo. Paradigmas de la vida. Lugar único y exuberante que posee esa megadiversidad que uno siente en la piel. Se respira por cada poro. Se aspira dulcemente en cada aliento.



Es la quietud y la paz y el olvido y el abandono y la paz y la guerra también. Esa aún no nos ha dejado. Está en todas partes de nuestra Colombia. Innegablemente. Así como la corrupción. Hermanas. Primas de tanta miseria que se ve por todas partes. Dolorosamente. Y el paradigma es la gente bella que al tu pasar en un hermoso día de eclipse con el día más soleado te ofrecen hasta lo que no tienen. Paz.



Es la quietud y yo me dejo arrullar en este instante por la belleza de la marea en puja que llega fuerte hasta cerca de mis pies. A tocarme. Suavemente. Tranquilamente. Con tanto amor. A lo lejos la barca, la piedra, el horizonte, el pelícano y esas montañas cubiertas de bruma que me recuerda que estoy en el segundo lugar más lluvioso de mi mundo. De tu mundo.



Es la quietud y el sofoco y la delicia de una arepa con huevo me tiene el corazón envuelto en alegría porque todo me sabe mejor en compañía. Todo es mejor con mi amiga Marilli quien me cuenta historias hasta que me arrulla y yo dejo que el vaivén de las olas también hagan lo suyo.







Es la quietud…

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