El Valor del Trabajo



Silvia es una mujer que trabaja. Ella vive en silla de ruedas y tiene un 50% de visión. pero con la luz de su espíritu y su voluntad de vivir da de comer a sus dos hijos junto a su esposo ciego. Sus parejita de niños tiene la luz en sus ojos y se han convertido en sus guías y lazarillos.



Su trabajo es digno, ella es cantante y toca el acordeón en las calles, recibiendo el pago de la gente que disfruta de su voz. Muchas veces la acompaña su esposo, que toca la guitarra y canta con ella. Otras veces sale con uno de sus niños, pues ya tienen 6 y 8 años y ya pueden estar en la calle sin perderse.



El valor de su trabajo no está debidamente compensado por la sociedad, y mucho menos por el estado, que le debe 6 veces más plata, pues el país ha recibido 6 veces más recursos que nunca en la historia. Y ahora la ley migaja que el gobierno con su rodillo parlamentario ha aprobado, le quita algunas posibilidades que antes tenía de inserción, la hace más frágil, y la encuadra a quedarse como está, sin posibilidad de mejorar. Les ofrecieron 3 mil Bs electoralmente, y les dieron sólo mil, aparte de la humillación de no ser recibidos en la Plaza Murillo, y de ser pateados por una policía muy bien armada y parapetada.



El valor del trabajo de ella es un claro reflejo de cómo se ha devaluado el valor de nuestro trabajo ante las circunstancias económicas que nos toca vivir. Ellos, los discapacitados, han abierto nuestros ojos hacia la necesidad de trabajos más dignos, que el gobierno socialista del masismo ha prometido, pero que ha alejado de nuestras vidas.



Tu trabajo y el mío tienen un valor que va más allá de las definiciones marxistas de creación de plusvalía. Es mentira que uno trabaja para hacerse rico, o para hacer rico a alguien más. La verdad es que uno trabaja para mantenerse vivo, pues la vida sin trabajo pierde valor rápidamente, y uno se convierte en un parásito que vive del trabajo de otros, desencadenando una serie de actos que van desde la coacción para conseguir comida, hasta el uso de la violencia de muerte para hacerlo.



Silvia está en el extremo de un trabajo valioso y digno, mientras que los ladrones cogoteros están en el otro extremo: ellos son parásitos que viven de poner una cuerda en el cuello de personas para quitarles lo que tengan, por poco que sea, y a cambio les quitan la vida. El gobierno socialista del Mas, incapaz de ver el valor del trabajo como creador y protector de la vida, ha disminuido el valor del trabajo de la gente Boliviana a nivel de parasitismo electoral.



Te explico. La realidad masista de creación de empleos estatales que duran tres meses, están mal pagados y pagan un diezmo para el partido, ha hecho que el valor del trabajo de cada persona Boliviana digna, ya no cuente. Ahora cuenta el apoyo electoral que le des al gobierno, y las prebendas las recibes solo por ese apoyo, no por tu esfuerzo. No por tu dedicación. No por tu buen trabajo. Solo vales si cuentas electoralmente y controladoramente para el gobierno.



Entonces, el trabajo cocalero vale mucho más que el trabajo de Silvia, porque ellos mantienen al gobierno en el poder. El trabajo de los contrabandistas tiene más valor que el tuyo porque ellos brindan una amplia base de trabajos fáciles para la gente que no tiene educación. Eso explica porqué estos dos sectores han sido tan privilegiados en estos siete años de gobierno masista.



El valor del trabajo de los cogoteros mantiene al gobierno en el poder porque permite que la gente permanezca amedrentada, ya no solo por la violencia callejera del gobierno, sino también por la violencia física directa que ejercen y que significan vivir en la indefensión más completa como sociedad.



El valor del trabajo de la policía en estos tiempos, ya no se mide por la pacificación de la comunidad Boliviana, sino por cuán capaz sea la policía de mantener al gobierno en el poder. Eso se ha visto claramente en la pateadura a los indígenas del TIPNIS y en la pateadura a los discapacitados.



Silvia querida, tu trabajo es valioso. El trabajo del gobierno y de la policía en cambio, no lo son. La muerte y la indefensión de los trabajadores Bolivianos de la prensa y otros Bolivianos dignos en manos de cogoteros, o en manos de gente violenta que responde a consignas masistas como en el caso de la Calancha, Caranavi, Pando, Yapacaní, Oruro, Potosí y Tarija son la patética realidad del trabajo del odio y la ideologización del trabajo.



Por tanto, la muerte y la indefensión del pueblo, son la insignia, el símbolo masista del poco valor que el gobierno le da al trabajo decente y digno que todas y todos en Bolivia queremos y exigimos tener. Nuestro trabajo decente es digno y muy valioso. Y la indecencia y falta de dignidad del trabajo masista, solo nos lleva a la muerte y la indefensión popular. Habernos dado cuenta de que el valor del trabajo ha cambiado en Bolivia, es el primer paso para exigir que nos devuelvan el valor de nuestro trabajo, por el momento secuestrado.



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