LA VOZ DE LA MUJER CAMPESINA EN COLOMBIA



La mujer campesina se despierta muy temprano en la mañana y dedica los primeros minutos de su día a orarle a Dios. Reza por sus hijos, por su marido, por su cosecha.



…” Esta mujer campesina sigue siendo un elemento marginado en Colombia, casi nunca tiene poder de decisión en la economía de la familia. No obstante, gravitan sobre ella grandes responsabilidades como esposa, madre y ama de casa y como tal podemos analizarla…”



...” La mujer del campo es una trabajadora que no hace parte de las estadísticas del país, es una ciudadana de tercera categoría que no es tenida en cuenta por el Gobierno, por el Estado, por la Iglesia, ni siquiera por las Universidades”...



Así nos habla CARMEN JULIA ROMERO BORRAY, una mujer que lideró el Programa de la Mujer Rural durante la implantación de la Reforma Agraria en Colombia, para involucrar a la mujer campesina en ese proceso.



Esta mujer de señorial porte y sonrisa franca, de recia personalidad y gran corazón humano, es testigo excepcional de la situación de la mujer campesina en nuestro país y constituye nada menos que la memoria histórica del trabajo con las mujeres campesinas a partir de los años sesenta, razón por la cual es importante recoger su voz. Carmen Julia conoce muy bien la problematica de la mujer rural, respira por su causa, se duele por su suerte.



Una vida al servicio de esa comunidad, casi cincuenta años luchando por la causa, le dan a Carmen Julia sobradas credenciales para ser la abanderada de la lucha de la mujer campesina, portavoz de la mujer del campo, defensora de sus derechos.



“...EL miembro más marginado de la familia es la mujer. La campesina tiene mayores obligaciones que la mujer urbana, puesto que cumple el papel de “productora” en condiciones más desventajosas que la mujer urbana. Se le exigen todos los deberes que le corresponden como mujer, como madre, como
miembro de una comunidad y como ciudadana, pero además, los que le corresponden como productora y reproductora, aunque no se lo reconozcan las estadísticas, los planificadores, ni la economía nacional...” - nos dice Carmen Julia



LA LEY DE REFORMA AGRARIA EN COLOMBIA:



La Ley 135 del 13 de diciembre de 1961, tuvo como objeto reformar la estructura agraria del país, dotar de tierras a los desposeídos, elevar el nivel de vida de la población campesina, fomentar la asistencia técnica, el crédito agrícola, la vivienda, salud y la seguridad social y el fomento de las cooperativas, entre otros.



Mediante esta Ley se creó el Instituto Colombiano de la Reforma Agraria o INCORA, como establecimiento público, entre cuyas funciones se estableció “dar a los cultivadores directamente o con la cooperación de otras entidades , la ayuda técnica y financiera para su establecimiento en tales tierras, la adecuada explotación de estas y el transporte y venta de sus productos.” También, promover la formación de unidades de acción rural y de cooperativas entre los propietarios y los trabajadores del campo.



En desarrollo de un Convenio con los Estados Unidos y Canada, entre otros, se decidió involucrar a la mujer campesina en este proceso y se buscó una líder que dirigiera dicho capítulo. Se escogió a Carmen Julia Romero, pedagoga experimentada, quien desde muy joven enseñó a las niñas y mujeres campesinas de su vereda. Ella conoció de cerca los problemas de los campesinos pues a su casa llegaban a pedirle ayuda a su padre, abogado sin título, quien ejerció todos los cargos del pueblo,- como dice Carmen Julia-, incluso el de Señor Alcalde.



Carmen Julia relata con entusiasmo los inicios de este Programa, para el cual recibió un entrenamiento especial y empezó su labor, aquella que daría una gran significación a su vida y que la convertiría en la abanderada y defensora de la mujer campesina en Colombia.




  • “Cuando yo llegué a Bogotá, dice Carmen Julia, las mujeres no eran sujeto de estadísticas, no se las tenia en cuenta para nada”.



Si a un campesino le preguntaban qué hacia su mujer, este respondía que nada. Simplemente estar en la casa. Pero no se daba cuenta que esta mujer era la que cocinaba, lavaba, cuidaba a los animales ayudaba a recoger las cosechas… eso nunca lo contó el campesino…



...”Como productora la mujer campesina ayuda a cultivar y a cosechar. El 80% del cultivo de flores, el segundo renglón de exportación en Colombia, lo hacen las mujeres. Por igual toma parte importante en la cría y levante de animales, tareas de secado y lavado de café, fique, cacao, molienda de caña, desgrane de maíz. Son las procesadoras de alimentos lácteos, de frutas y verduras, pero no perciben ingresos. Son jornaleras en flores, café, cacao, tabaco, cebolla, pero se les paga menos que al hombre. Son productoras también de cestería, esteras, costales, artesanías, cerámica, tejidos, pero la remuneración va directamente al varón”....



Y agrega... “Esta mujer desde joven se ve explotada y maltratada por el hombre, desde que nace lleva a cuestas la maldición de ser mujer, en una cultura que cree que para el campo son mejores los hombres.
...”Sin embargo, se la responsabiliza de la productividad especialmente en regiones donde el hombre emigra temporalmente en época de recolección de algodón, café, caña o como mano de obra en albañilería cerca a las grandes ciudades...”



...”No se le ha tenido en cuenta para transferir la tecnología agrícola o artesanal, habilidad empresarial o comercial. Tampoco se le ha dado la facilidad de adquirir herramientas de trabajo, semillas e implementos de hogar a bajo costo, que le permitan distribuir mejor su tiempo, desarrollar sus destrezas y mejorar la economía familiar”....



-“VENGO A HABLAR DE LAS CAMPESINAS, DE SUS NECESIDADES":



....Así empezaba Carmen Julia su defensa de las mujeres y se convirtió en su voz para lograr que la campesina fuera incluida en el pedazo de tierra que le daban al hombre, que ella también fuera propietaria y dueña de su tierra.



También luchó para demostrar que las mujeres necesitaban del crédito y que eran capaces de manejarlo y pagarlo pues los funcionarios pensaban que sería difícil que las mujeres lo pagaran. Carmen Julia demostró que estas mujeres respondían con honor a su deuda e inclusive pagaban anticipadamente para evitar los intereses.



Cuenta que se sentaba con el grupo de mujeres a resolver a qué se iban a dedicar, qué iban a hacer, en qué iban a invertir, qué proyecto iban a generar. Y de qué manera al principio discutían acaloradamente las mujeres y cómo las enseñó a presentar sus ideas sin peleas y a defender sus puntos de vista con claridad y precisión.




  • -”Les enseñé a defender sus ideas, a plantear sus proyectos y a buscarles viabilidad y a ser productivas."



Cuando tenían oposición o contratiempos las empujaba a defender sus ideas,



“-¿O es que la palabra de ustedes no vale? Les preguntaba.... -¡Pues vamos a hacerla valer!


PERO ALGO FALLÓ EN ESA REFORMA AGRARIA, ... SE OLVIDÓ LA PARTE SOCIAL.



 Bueno, le dije a Carmen Julia, ¿Y puedes decir hoy que se ha avanzado respecto a esa mujer campesina? - “Se ha avanzado si,- me respondiò Carmen Julia, pero no lo suficiente, todavía hay rechazo a su inclusión... y en esa Reforma Agraria algo falló, tal vez se olvidó la parte social.”



Qué diferente sería nuestro país si hubiésemos escuchado la voz de esa mujer del campo. Otro país sería, otros vientos correrían.



LA MUJER CAMPESINA: EL MEJOR INGREDIENTE DE PAZ.



La situación de la mujer campesina sigue siendo hoy difícil, precaria, aguda, por su condición de mujer, por el trabajo que pesa sobre sus espaldas, por la falta de capacitación, por la ignorancia de sus derechos, Es importante reconocer que esa mujer rural es vital para el desarrollo de nuestro país, nadie mejor que la mujer para fomentar la convivencia pacífica. La mujer campesina es el mejor ingrediente de paz, ella será siempre una abanderada de la vida de sus hijos, por la paz, por la convivencia pacífica, por la solidaridad, por la fraternidad.



Como bien dice Carmen Julia: …“ Recordemos que esa mujer campesina es la madre del guerrillero, del narcotraficante, del sicario, del policía, del soldado, del médico, del profesor, del Alcalde del pueblo, del Gobernador, del Ministro, del sacerdote y del obispo, del concejal, del político, del empresario, del obrero, del académico, también del chofer de taxi. Sigue siendo la que pone los muertos, la viuda, la huérfana, la que llora, la que deambula por calles y caminos como desplazada....



“Tambièn es administradora, policía, juez, cura, consejera y maestra. Oh Dios! Y si es maestra, es formadora de hombres y mujeres…¿” la hemos enseñado a ser formadora de seres humanos?



¿Por qué le damos tantas responsabilidades y qué hemos hecho para que las reconozca y las desempeñe mejor?



En momentos en que se discute en Colombia la cuestión agraria, es necesario abordar el tema del desarrollo rural desde nuevas perspectivas con una mirada diferente y cobra importancia la experiencia de Carmen Julia.



Y aquí vale la pena mirar hacia atrás y releer aquellas Palabras Finales de Monseñor Germán Guzmán Campos coautor del libro “LA VIOLENCIA EN COLOMBIA” en su segunda edición, en 1.962, hace casi ya cincuenta años:



“…Pero es en el pueblo mismo, en la base de la pirámide social, donde se están gestando las grandes transformaciones de Colombia. Es un pueblo de posibilidades inmensas, de valores que no se deben seguir subestimando; que quiere hondamente una positiva interpretación democratica; un pueblo que a pesar de todo, aun cree, ama y espera. Espera nuevas actitudes de las clases responsables para alcanzar una auténtica concresión constructiva. Espera que a las promociones jóvenes no las ciegue el odio ni las enturbie el fanatismo ni las entenebrezca el sectarismo. Espera, no con un gesto impetratorio sino con pleno derecho, que se le haga justicia”.
…”El grito que se lanza ante la sangre de tántas víctimas a todos los colombianos honrados a través del presente libro es este:



Ya cometimos un error; tengamos el coraje de no recaer en él.”



…”Y para los hombres del agro:



“Habrá paz, cuando los campesinos hagan la paz! Cuando los campesinos impongan la paz!”



Y con todo respeto, pienso que hoy agregaríamos a una voz con Carmen Julia:




  • Habrá paz en Colombia, cuando las mujeres campesinas impongan la paz...



Gracias a Carmen Julia por ilustrarnos sobre la problemática severa que afronta la mujer campesina colombiana, por mostrarnos de qué manera pesan sobre sus hombros grandes responsabilidades, las cuales soporta con humildad y amor a Dios. Gracias a Carmen Julia porque nos recuerda que esa mujer sencilla curtida en las faenas del campo necesita de nuestra ayuda, nuestro apoyo y reconocimento y es ella indudablemente el mejor ingrediente de paz en Colombia.



Démosle la mano a la mujer campesina, apoyémosla, capacitémosla, “empoderémosla” a la manera de Gail Straub, y unidas a ese grupo maravilloso de WORLD PULSE rescatemos su voz, para que emerja una nueva mujer rural y como bien expresa Carmen Julia Romero, “ revivamos en Colombia nuestras virtudes, nuestros principios, asociados a la naturaleza y sabiduría campesina”. Sólo así tendremos un país donde quepamos todos y reine la paz para nuestros hijos.



Y que esa mujer campesina pueda un día ofrecer en los mercados mundiales nuestras hermosas flores y cante con alegría aquellos versos, “La feria de las flores”, que el gran poeta caldense Octavio Jaramillo Echeverri escribió a los pies de mi abuela, Soledad Echeverri:



Vendo flores aromadas:
bellas rosas, las hermosas
azucenas, las catleyas,
todas ellas refinadas.
Vendo lirios, los anturios
fucsias, nardos, las begonias,
rojas dalias, las magnolias,
los gladiolos y geranios.
Margaritas, agapantos,
los claveles, girasoles,
azaleas, las camelias,
los morados pensamientos.
Las gardenias, las glicinas
en racimos, crisantemos,
heliotropos, las hortensias,
las adelfas purpurinas.



Tulipanes en botones
las violetas en macetas,
siempre vivas, las petunias,
el miosotis … no me olvides.
Vendo flores para bodas,
canastillas, ramilletes;
para grados y cumplidos,
compromisos, despedidas,
para ofrenda en los amores
para fiestas distinguidas.
En jardines con esmero
las cultivo en toda especie,
variedades y colores.
Vendo en feria hermosas flores,
¡O las cambio por luceros!



This article is part of a writing assignment for Voices of Our Future, which is providing rigorous web 2.0 and new media training for 31 emerging women leaders. We are speaking out for social change from some of the most forgotten corners of the world. Meet Us.

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