Otro mundo sí es posible



Uno real, visible, creíble. Uno en donde podamos confiar. En donde podamos confiarnos y confiar los unos en los otros. Uno en donde el sistema sea verdadero y tenga ojos y podamos hablarle y exista para nosotros y nosotros para él. Uno que pudiendo ser perfecto, simplemente será justo y preciso y único y posible. Porque otro mundo sí es posible.



Uno en donde no existiera el maltrato que vemos con los niños, con los animales, con los hijos, con las mujeres, con los hombres, con las familias, con aquel árbol que veo y que abrazo desde la distancia. Con  este bosque que al soltar me duelen hasta las entrañas. Con ecosistemas enteros que están ahí y que existen bondadosamente para todos. Lugares misteriosos que poseen vida propia, seres propios, misterio, magia, milagros.



Otro mundo es posible. Uno lleno de fe y de esperanza. Uno donde nuestros jóvenes hallen ese hilito dorado que los conducirá por su propio camino pero tejiendo el de la humanidad. Siguiendo el hilito rojo del amor que nos perpetuará y uno moradito que algún día también tejerán dejando su legado a sus propios hijos. Es posible, es creíble, es una opción es una oportunidad que todos tenemos. Es una posibilidad que nos brinda todo. Que nos da lo que nos han quitado. Lo que al parecer no merecíamos. Pero sí. Era nuestro por derecho propio. La paz, es nuestro patrimonio y decidimos conservarla y mantenerla. La paz es ese mundo posible. 



Otro mundo sí es posible. Yo lo deseo y lo invoco cada mañana y siempre lo recuerdo y lo anhelo y lo deseo. Otro mundo sí es posible aunque nos digan que no, aunque te digan que no, aunque te quieran robar ese mundo que construyes, que construimos. Porque podemos construir miles de mundos paralelos que no se derrumben y que no puedan destruir aún con el mayor poder del mundo. Porque el mundo posible es que tiene ese poder: el amor.



Allí afuera hay miles de opciones. Hay veces no sabemos cuál tomar. A dónde ir. A quien confiar. En quién creer. Y no parece justo vivir en un mundo así. Prefiero vivir en aquel en donde creo hasta lo que no veo. Prefiero habitar un nuevo mundo, uno distinto, uno que construyamos silenciosamente desde nuestro corazón hacia afuera. Uno que lleve el pulso de nuestro amor y de nuestro corazón y que esas pulsaciones lleguen a todo el mundo que exista. No sólo éste, sino todos los mundo posibles.



Otro mundo sí es posible y si no es posible lo hacemos posible. ¿Es esto un mundo? ¿Es esto vivir? así no vale la pena continuar. Hay que volver a empezar. Coger nuestra historia y meterla en un saco misterioso en donde los Dioses hagan lo preciso y nos permitan aprender de lo vivido, de lo recorrido. Que nos permitan ver atrás sin dolor pero con amor y tomar de ahí lo mejor para seguir. Para proyectarnos lejos, para inventar lo no inventado, lo imposible y así coger la cola de algún cometa, o tocar las estrellas y poner en nuestro bolsillo algún inmenso planeta para que nos guíe de ahí hasta su eternidad. 



Otros mundo son posibles. Otras vidas son posibles. Otros encuentros, Otros momentos que nos llevarán por el misterioso y vasto universo nuestro y de ese que vemos y que no es sino el reflejo de nuestro mundo interior. Otro mundo es posible, otros mundos son posibles, otra vida es posible. Otras vidas. Sólo hay que creer y tener fe y dar un salto más que cuántico para llegar allí a donde queremos ir pero tememos partir.



 



Otros mundos son posibles, deseémoslos y los encontraremos.

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