Valiente



Creo que esa es la palabra. Ser valiente. Todos. Nos toca. Porque esta existencia es suficientemente extraña y vamos por ahí creciendo y en una búsqueda misteriosa. Una que mientras la vamos haciendo, nos va permitiendo aprender. Y comprender. Y entregar. Y partir y regresar. Y nos hace tener pérdidas que no comprendemos. Especialmente la de aquellos que nos dicen que van al cielo. Pero yo creo que van es a nuestros recuerdos. Y creo que hay días en que su ausencia se hace insoportable y queremos desaparecer. Y queremos no existir. Y no sabemos ni qué hacer con nosotros. No sabemos….simplemente. Y lo único a lo que he recurrido es a acurrucarme desde adolescente en una esquinita. A ser valiente. Me siento. Y abrazo mis rodillas y miro hacia adentro. Y respiro profundo. Y siento mi corazón. Y siento mi vida. Y no quiero pararme. Y hace calor. Y me embriagan mis propios sentimientos. Y sale desde ahí mi valentía. Sale esa valiente que me habita. Y aunque llore, salgo fortalecida. Salgo otra. Soy otra.





Valiente. Eso he sido. Por mis pérdidas. Porque cuando he perdido he ganado. Y eso somos todos. Valientes. Porque perdemos y ganamos. Y vivimos en una sociedad en donde perder no es ganar. Es perder. Curiosamente. Y yo lo veo distinto. Porque veo mi vida como una joya. Y la atesoro y la valoro y me valoro. Y aunque hace poco me hayan enseñado el secreto del amor esquivo, creo que no es siendo indiferente como uno logra permanecer en equilibrio. Es siendo honesto y verdadero. Y es siendo valiente de ser capaz de decir la verdad hasta con el cuerpo como te equilibras. Con todo. Sin miedo.





Valiente. Qué hermosa palabra con la que podrían describirnos a todos. Sin género ella por sí misma. Tú siendo hombre eres valiente. Y yo siendo mujer soy valiente. Y tú siendo niño eres valiente. Y tú, ey niña, esa que ma habitas aún, eres valiente. Y por eso te he amado. Y por eso te amo. Sí. Amo a la valiente que hay en mi. Porque la he visto siempre. Porque la he sentido siempre. Porque le he abrazado sus rodillas y he acariciado su cabeza cuando le han roto el corazón. O cuando su vida no es lo que ella pensó. Y la abrazo y me arrodillo ante ella y la honro. Porque ha sido una valiente. Porque ha vivido sin reparo y sin miedo. Porque su vida es mi vida y me ha dado el placer de verla aparecer cuando la busco en una mañana fría como hoy…





Valiente. Qué hermosa palabra para esa pelirroja que nos dicen que es. Qué hermosa palabra para esos que somos capaces de todo. Porque somos capaces de lograr todo lo que queramos. Lo impensable. Lo imposible. Todo. Milagrosamente. Somos hijos de la vida. De Dioses que nos hacen creer que hay algo más. Y lo hay. Y valientemente nosotros nos levantamos con esperanza y con fe y con ilusiones. Y nos inventamos qué hacer. Y qué lograr. Y nos inventamos nuestra vida. Y la coloreamos y la pintamos con lo que queremos. Y le ponemos a nuestros nidos cosas que nos gustan. Y hacemos un altar en donde hablamos con nuestro Dios. O con nosotros. Y nos inventamos esta maravillosa existencia que nos hace ser cada día más valientes. Cada día…uno a la vez.





Valiente soy. Valiente eres. Porque te asomas por tu vida y vas recogiendo escombros de lo que has vivido. Y te haces valiente cuando enfermas y sacas todas tus fuerzas para aceptarlo y enfrentarlo y sin importar qué, vivir. Eres valiente cuando te enfrentas a las exigencias de la cultura en la que hayas nacido. Porque te impone reglas y normas y te hace tomar decisiones. Inclusive aún sin ser capaz. Pero sacas la valentía y apelas a ella y te la juegas. Y lo haces todo. Aún cuando lo que sientas desborda esa verdad que tienes adentro. Valiente. Somos todos valientes. Sobrevivientes de nosotros mismos. Sobrevivientes de esa guerra interna que vivimos entre nuestra mente y nuestro corazón. Algunas veces nuestro corazón se debate por un trabajo, por una relación, por una situación, por salud…por todo. Somos constantemente una dualidad entre lo que queremos y deseamos y lo que tenemos que hacer. Y sea cual sea la decisión, somos valientes…





Valiente. Eso siento que fui. Que soy. Que he sido y que seré. Mientras sea la que veo en el espejo. La que se habla a sí misma con piedad y compasión…esa seré. Valiente. Una vez y mil más. Y me lo merezco. Así como cada uno de los que amo y he amado sé que lo son…porque habitarse es ya de por sí un acto de valentía más grande que cualquier cosa. Partir no lo es…hay quienes han partido pronto. Por voluntad propia. Y han sido simplemente cobardes ante la realidad que tenemos todos de enfrentarnos a quien nos habita. A lo que escogemos…a lo que vivimos…a esos que venimos a ser.





Valiente…valientes. Por equivocarnos. Por acertar. Por perdonar. Por querer. Por poder. Por ser. Por permanecer…por simplemente aceptar que la vida es eso. Nada más…y cuando he dudado, miro hacia arriba. Valiente.







www.resiliencias.org/lo

Like this story?
Join World Pulse now to read more inspiring stories and connect with women speaking out across the globe!
Leave a supportive comment to encourage this author
Tell your own story
Explore more stories on topics you care about