Venimos solos



Indiscutiblemente. Somos hijos de la magia y tenemos el placer de ser individuos con un cuerpo que habitar. Lo habitamos desde un día cualquiera. Y otro día cualquiera partimos. No hay fecha. Es inesperada. Y muchas veces temida. Una fecha oculta a nuestros ojos pero precisa. Para todos.





Venimos solos y mientras nos vamos debemos perseguir nuestros sueños. Siempre. Sin temor. No hay pierde. Es hacia adelante. Allí donde va el brillo de nuestras certezas. Allá donde todo puede ser inexplicable y sin sentido. Pero es. A esos espacios y lugares misteriosos que nos esperan para que logremos lo que deseamos. Lo que queremos. Lo que anhelamos.





Venimos solos de un lugar desconocido. Y regresamos a él o a otro. No sabemos. Parecería mejor no saber. Así podemos vivir nuestra vida al máximo. Sin desperdiciar el tiempo. O las experiencias. Porque a eso venimos. A vivir experiencias. Cargadas de sensaciones. Cargadas de complicidad con nuestro espíritu y con el espíritu de esos otros que se cruzan en nuestras vidas como atraídos por un no sé qué que jamás comprenderemos.





Venimos solos y buscamos explicaciones. Lo intentamos una y otra vez. A través de muchas cosas. De otros seres. De técnicas que nos permiten ir encontrándole un sentido a nuestra existencia. Cuando nuestra existencia ya tiene un sentido. Cuando nuestro sentido es personal y lo llevamos escrito en nuestro ser como esa huella digital que nos define y nos hace únicos.





Venimos solos y no debe haber temor. No hay por qué. La vida es mágica y debemos aceptarla y dejarnos llevar por ella por los caminos que vamos escogiendo como parte de ese designio. Soltar. Fluir. No resistirnos. Continuar para permanecer y sentirlo todo. Para estar siempre en el presente. En lo único que verdaderamente tenemos a cada instante.





Venimos solos. Y es nuestra responsabilidad tomar las decisiones que nos lleven por el camino correcto. Hay muchos. Uno el nuestro. Uno que nos hará ser quienes somos y quienes seremos. Uno que nos permitirá encontrar la felicidad al lado de un bosque o de la selva. Del océano o las montañas. De la familia o de amigos. O de los dos. Porque la vida con ambos es mejor. Es más.





Venimos solos y vivir la vida es una apuesta. Nacemos sin saberlo. Crecemos y apenas podemos reconocernos. Nos hacemos grandes y entonces nos comprendemos y entendemos un poco. Solo un poco. Porque siempre estará latente el misterio de nuestra existencia. No hay explicación. Solo fe. Solo confianza. Solo amor incondicional. Solo certezas. Solo esperanza. Solo.





Venimos solos y guardamos la esperanza de que nos vaya bien. De que este viaje en solitario y hacia adentro nos permita reencontrar ese lugar del que venimos. Venimos solos y solos nos vamos. Todos.

Like this story?
Join World Pulse now to read more inspiring stories and connect with women speaking out across the globe!
Leave a supportive comment to encourage this author
Tell your own story
Explore more stories on topics you care about