¿Qué es lo que hemos hecho mal?



Yo aún no comprendo. Porque no comprendo muchas cosas del mundo actual. Intento. Pero me he alejado desde hace tantos años de lo que no quiero, que ahora que quiero por mas que intento no logro comprender. Me cuesta. Ya he dicho esto tantas veces. Ya he expresado qué especie creo que somos. Y creo no equivocarme. Somos altamente egoístas. Nos falta ternura para ver con amor el mundo que nos rodea. Las otras especies que silenciosamente pasan cerca nuestro. Los individuos de nuestra misma especie inclusive que pasan también silenciosamente a nuestro lado y que necesitan de una mano amiga. De una mano que los mire con amor y no con rencor. Que les tienda un brazo lleno de esperanza y no de odio.



¿Qué es lo que hemos hecho mal? Si bien ya somos muchos, hay suficiente para todos. Suficiente espacio. Posibilidades de alimento. Sano. De agua potable y saludable. De aire que nos permita respirar tranquilamente sin pensar que morimos a cada bocanada. A cada instante. Como ahora. Llenos de miedo y de angustia. Llenos de pavor y de horror. Como si el mundo se acabara. Pero, sí es que el mundo se acaba también a cada instante, en miles de lugares al tiempo, y en ninguno a la vez. Nos destruimos. Todo el tiempo. Nos inventamos razones para existir y estar, pero muchas veces creo que esto, ya no existe. Ya no es. Muchas veces converso con Anuk una chica del futuro que inventé para poder tener esas discusiones que me arrebatan el aliento. Porque allá donde ella vive, que es este mismo lugar que hoy habito, ya no ven el día, ya no hay agua potable, las flores y el cielo azul es algo que conocen porque es parte de la historia de sus ancestros.



Hicimos mal muchas cosas. Pero hemos hecho infinidad bien. Sin embargo las malas son malas pero de las malas. De esas que nos da vergüenza hasta comprender. Y por eso interiorizarlas y que hagan parte de la sociedad en la que vivimos es casi irrisorio para la mayoría. No son normales muchas cosas. Pero aún así lo son y nos estamos enredando cada vez más en un sistema que debería obedecer a nuestras necesidades y no al contrario. Porque es así. Las necesidades del sistema están por encima de las de cada uno de nosotros. Y es así, como todo es un caos. Y se pierde la belleza de los seres que habitamos este lugar maravilloso. Y matamos jóvenes con nuestras decisiones, y perdemos niños con nuestras decisiones, y matamos a los viejos con nuestras decisiones. Es inaudito.



Y así todo es absurdo. Vemos cada cosa con un símbolo bastante extraño. $. Un símbolo que hoy define la mirada de todo. Y nos quitan y nos dan por él. Y todo funciona mecánicamente cuando él gira. Si no gira no funciona nada. Y las vidas de nuestros seres amados no hay cómo cuantificarlas de esa forma. De hecho no hay forma. Y las pérdidas humanas, por más que sean una forma de que la naturaleza equilibre nuestra locura insensata de crecer, no hay tampoco forma de cuantificarlas. Hemos perdido. Siempre. Somos una más. Una especie más intentando despiadadamente agarrarse de la punta del iceberg, pero el iceberg no nos sostendrá tampoco. Nuestra forma insostenible de vivir nos ha costado todo. Le ha costado hasta la vida de otras especies que nada tenían que ver en la ecuación. Pero si tenían que ver. Eran la forma de demostrarnos muchas cosas. Entre esas la capacidad de destrucción que tenemos. Y la cual es increíblemente poderosa. Para saber que la de creación es mayor. Y aún así competimos hasta por un vacuna de la que hoy dependemos muchos. Qué extraño, es un sin sentido.



¿Qué es lo que hicimos mal? ¿Cuántas veces más lo haremos? Hay veces siento que nos faltan miles de años para ser esa especie evolucionada que hoy creemos que somos. Y no somos. La plenitud de la vida de todos está bastante lejos. Somos aún bebés en nuestra historia y sentarnos al frente del mar en una mecedora para revisar nuestra historia está a millones de años luz. Existirá una comunidad poderosa de individuos de nuestra especie. Pero el cerebro de esos seres apenas está evolucionando para convertirnos en ser ese ser del futuro. Nuestra capacidad de amar y de imaginar son una gran herramienta para alimentar a esos seres del futuro con la posibilidad que nos llevará tan lejos como queramos en esta hermosa nave azul. Estamos a tiempo de cambiarlo todo y de hacerlo posible. Mi pregunta es, ¿qué piensas tú cuando piensas? ¿Qué imaginas cuando imaginas? Porque de eso dependerá lo que como colectivo logremos. No es esto que vemos ahora. Jamás.



 

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