Siempre lo había visto de sudadera y tenis



Siempre lo había visto con una sonrisa. Siempre. Siempre lo vi trotando por los caminos de estas montañas que hace mas de veinte años me acogieron. Siempre lo vi con su gorrito como ayer…



Pero ayer tenía algo mas que el gorrito, la sudadera y los tenis. Los cuales además, me decían que sus días han sido muy difíciles. Sus 72 años se le notan en sus ojos, en la frente, en sus manos, en sus rodillas que le impedían caminar ayer…en su sonrisa gastada como su sombrerito azul y rosado de rayas inolvidable.



Y pasé todo el día con él y recordé a Rosita. Y recordé que debo verla pronto…y recordé a mi madre y a la madre de muchos y a los padres de muchos y a los abuelos de muchos. Y recordé que ellos se nos van volviendo en esos seres que casi pesados nos exigen muchas veces cuando no podemos dar. Recordé que es nuestra obligación acompañarlos y honrarlos y estar ahí para ellos como cuando ellos estuvieron para nosotros sin que podamos recordarlo. Cuando desde el vientre de nuestra madre nos decían palabras de amor, o tal vez no nos las decían, pero nos amaban y luego cuando nacimos para emprender este misterioso viaje, nos abrigaron, nos acunaron, nos amamantaron, nos tuvieron toda la paciencia del mundo, mientras nosotros podíamos de alguna forma, desarrollar nuestro cerebro para ser parte del complejo mundo de los humanos.



Durante meses esperaron por nosotros a que pudiéramos comprender toda la magia que existe en el milagro de la vida. Nacer, gritar a todo pulmón cuando nos sacan de ese vientre tibio y amoroso…y a partir de ahí, primero tomar leche de nuestra madre con el mejor biberón del mundo, en el mejor lugar del mundo!!!, donde su corazón nos daba la paz que nada jamás nos podría dar en la vida. Los abrazos, las caricias, la sonrisa de extraños que seguramente se nos acercaban y nos cargaban y nos apechichaban hasta el cansancio. Ninguna otra especie es tan frágil como nosotros. Y ninguna otra es tan desagradecida…tan cruel, tan egoísta, tan ciega…



Y ayer, cuando vi que no tenemos nuestros lugares comunes diseñados para ellos, para quienes nos dieron la vida y crecen y se hacen mayores y necesitan desde una rampa para bajarse de los taxis y de los buses y necesitan que pensemos en ellos.....fue que finalmente entendí que nuestro sistema tiene un fallo general en el pensamiento…en el concepto total de esa permanencia que decimos que queremos.



No encontré una silla para este hermoso hombre mientras esperábamos por un café al entrar a los edificios de nuestro municipio. No encontré una rampa para que su ascenso lento y frágil fuera mejor. No encontré allí alguien que con una sonrisa le diera su mano y lo atendiera como se lo merece….solo un joven vigilante me permitió sentarlo por dentro de donde se supone estaríamos. Solo él lo miró con amor y compasión. Solo él lo vio y lo reconoció. Y donde quiera que estés Manuel te lo agradezco y te llevaré un regalo. Porque le hiciste su día. Así como los dos taxistas que pacientemente esperaron mientras él subía y bajaba y le decían, ey entonces que juventud!!!



Y él sorprendido los miró. Porque hacía días no podía salir de casa. Su bolsa para orinar le colgaba y debía voltearla cada rato, y su bastón eventualmente le jugaba una mala pasada y yo…yo me arrugaba por dentro.



Y hoy, cuando lo recuerdo, lamento tanto que este sistema humano sea tan inhumano, sea tan estúpido, tan poco verdadero, tan deshonesto, tan enredado, tan cruel, tan increíblemente disfuncional…tan malditamente disfuncional. ¡!!!!!!!Esto es para nosotros!!!!!!!!!!para todos. Y en cambio, no sé para quien funciona, porque veo que todos tenemos enredos bobos de papeles a los que les faltó algo, les sobró algo, te saliste del cuadrito azul y tienes que volver a empezar lo que ya habías hecho hace un año, en el cuadrito rojo no existe la posibilidad de decir como cuando me vinieron a censar acá en mi Robledal, que qué producíamos….y yo le respondí desde mi ventana, agua, oxígeno y paz.



Y el señor me miró como pensando tal vez, que cuántos baretos me habría fumado!!! Y yo quise gritarle!!! Noooooooo no fumo marihuana!!!Ni tengo nada e contra de ella, pero si es medicina!!!!!.....Hay veces quisiera haber aprendido a fumar para al menos eventualmente trabarme o destrabarme y poder huir de este sistema que nos atrapa y nos deja inmóviles y no permite que seamos…que estemos…que permanezcamos…que nos empuje a conquistar nuestros sueños, a viajar, a volar, a ir tras lo que que quisiéramos con toda nuestra alma. Quisiera muchas veces encontrar un rayito de esperanza para mi especie y así saber con certeza que seremos mejores. Que seremos otros. Que nuestra especie tiene esperanza.



Sueño con el día que mientras la gente almuerza no les pongan las malas noticias que no alimentan su espíritu. Ayer apagué dos veces ese pobre aparato que solo decía cosas terribles y que todos miraban como embrutecidos…y que hoy inevitablemente tenemos otro en nuestras propias manos y el cual ayer comprobé que todos ya ni dejamos de mirar. Y yo ayer desconectada, placenteramente vi... Tomé las manos de mi amigo. Sus uñas eran largas, las yemas de sus dedos demasiado suaves para un campesino al que se le nota el trajín de las montañas que nos da nuestro alimento. Le toqué sus manos y pude sentir los callos de las cebollas y las lechugas que seguramente muchos de ustedes se comieron y nunca supieron…



Siempre lo había visto de sudadera y ayer que lo volví a ver mi corazón quedó débil de amor por las montañas que me ven, por los millones de campesinos de nuestro planeta que sacrifican su vida por alimentarnos y luego…luego son más invisibles que nunca... Porque además ya son viejos. Ese cuento que por respeto son adultos mayores no me lo como. Son viejos y como tal los debemos respetar y cuidar y proteger y honrar y acunar y darles todo lo mejor….porque somos lo que somos gracias a ellos. A nada más…



Porque si no fuera por los adultos que nos protegen al nacer, el primer bicho que pasara cerca nos come…



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