Podía dejar esta página en blanco





Podría no escucharte Ludovico. Podría salir de casa simplemente a caminar el bosque con mi cafecito. Pero una vez tienes un ritual diario te es imposible hacerlo. Este escritorio me llama. Muchas veces me pregunto como lo habrán hecho otros. Como habrán vivido sus vidas siendo escritores. ¿Cómo? Porque para mi es tan placentero… puede ser domingo, lunes o sábado, da igual. Lo que se lleva en la sangre no tiene día y es preciso contarlo. Decirlo. Sacarlo.





Podría dejar esta página en blanco. Pero ella no quiere. Quiere historias. Quiere relatos. Algún cuento. Un poema. Y yo quiero empezar una y otra vez sabiendo que siempre hay un click maravilloso en una nota perfecta como cuando el amor llega a nuestra vidas. Así. Es un cosquilleo por todo el cuerpo que te anima a levantarte cada día llenos de ilusiones. Como cuando comienzas un maravilloso proyecto que te arrebata de tu espíritu todo el interés del mundo para que lo comiences y termines. Así como cuando te da escalofrío porque sabes que cada día tu vida mejora con los años porque todo ha cambiado ya. Y no tienes que ser la que fuiste a los veinte, porque tienes cincuenta. Y no es preciso ponerte excesivo de nada porque puedes darte todos los lujos que tal vez no pudiste antes.





Podría dejar esta página en blanco pero es imposible. Las notas me aprietan el corazón y descubro que ya no soy aquella chiquilla y que puedo y que quiero y que debo hacer lo que me dice el corazón. Aunque descubrí que siempre lo he hecho y por eso los estrellones han sido tan duros… Porque mientras todos iban yo venía y así queda como muy verraco. Han sido muchas cosaas pero nunca he jugado a ser una distinta a la que soy. Y eso parece ser bastante extraño por estos días. Pero a mi realmente ya no me importa. Porque si pudiera volver a vivir, todo lo viviría sin algunos detalles pero casi igual.





Podría dejar esta página en blanco. Tengo muchas otras cosas por hacer pero esta es la que más me gusta. Se me va llenando el corazón de alegría cuando me levanto y se me van desentumiendo los dedos y se me calienta el espíritu de historias que voy recordando y van quedando por ahí escritas en papeles, en libretas que guardo como tesoros, en este mi diario, en este carelibro que hoy domina el mundo y la vida de muchas personas y de seres que sin saberlo dicen todos sus movimientos por la red.





Podría dejar esta página en blanco pero opto por disfrutar de mi amado músico. De mi café. De mi sonrisa al despertar. De mi hermosa casa naranja. De la sonrisa de mis perros que me aman tanto como yo a ellos. De mi edad con todo lo que llega con ella. Del viento y la brisa. Del dosel del bosque que me mira. De aquel gigante árbol que parece un amigo antiguo. Un amigo de muchos años. ¿Qué habremos vivido? Porque, cuando me siento a su lado me siento en el regazo de alguien que me ha escuchado antes. Que me ha dejado llorar y reír con él. En otros tiempos. Y me da mucha alegría poderlo ver crecer conmigo.





Podría dejar esta página en blanco. Pero la página insiste en ser pintada. Y la pinto con palabras y también con el color azul del cielo y con el brillo del sol sobre las hojas. Y con la delicia y la caricia de las plantas que me rozan cuando cojo mis tijeritas para cortar algunas hojas secas de las orquídeas y del rosal. Una que otra espinita me recuerda cuan sensibles somos y qué tan vivos también. Semejante cosa tan chiquita pa´ hacernos brincar. Pero así es…





Podría dejar esta página en blanco…





Pero decidí escribir mejor.

Like this story?
Join World Pulse now to read more inspiring stories and connect with women speaking out across the globe!
Leave a supportive comment to encourage this author
Tell your own story
Explore more stories on topics you care about