Es una espera



Como cuando esperas un hijo. Que llevas sobando en tu barriguita por nueve meses. Algunas veces hasta más. Porque empezamos a gestar desde mucho antes de que nuestro cuerpo inclusive albergue esa vida que llevamos adentro. Es una semillita que tenemos el privilegio de cargar y no necesariamente muchas veces son hijos. Son sueños. Son deseos. Son ilusiones. Son proyectos. Uno alberga proyectos en su cuerpo y en su espíritu y los atesora como hijos y cuando están por nacer tu cuerpo también lo sabe. Y tu espíritu lo añora. Y tu alma está super atenta a todas as señales. Porque para este parto no hay médico experto. Son muchos aunque tú sientas que estás solo tú con tu sueño.





Es una espera que parece la eternidad y quisieras no desesperar. Pero la espera impacienta. Y te acuestas. Y te levantas. Y te acuestas otra vez. Y te sobas la barriguita y estas a punto. Pero nada. Diferentes cosas detienen este nuevo parto. Uno más. Otro hijito. Y todo tiene su tiempo. Y tú lo sabes. Y el universo lo sabe. Y entonces hay que respirar profundo. Y esperar…





Es una espera. La más hermosa. Porque todo puede pasar. Uno espera que todo salga perfecto. Y así será. Amén. Pero la serendipia puede hacer de las suyas y uno espera que no. Que esta vez vaya lejos…que no esté cerca. Que se vaya de tu nuevo proyecto. Porque cuando tu cuerpo habla ella le cree. Y yo también.

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