¨ Words never reach, when what you have to say overflows the soul ¨ Julio Cortázar

Because everything is an excess. Because everything hurts as if it burned you inside. Because this time every note of Ludovico pulls me with force from the heart every letter, every word, every sentence, every idea, every thought, every friend that I have loved and lost, every friend that with all my love I have helped and yesterday in an indescribable act of love I have given to the universe as the last time I could speak to him in this human life. In this earthly life, in this existence of mine, in this existence of yours.

The words never reach, nor the tears, nor all the sand of the sea, nor all the water of this planet to explain it, to say it, to tell it, to be able to even imagine it ...

Because everything is an excess, because each letter hurts and snatches from my spirit, the breath I have of life, because all I have is that ... this, instants ... of passion and emotion for this life that I love with all my strength. For the instants that I have lived and I have stopped living by your side ... For all that I have to say and I have said. Because my hands tremble, because my body burns, because my back seems to collapse, because yesterday, although I lost a lot, I won and recovered my son. In that act of love in that maloca where he understood who his mother was and what his mission in the world was. What was the rudder that he should take and in which direction to go and which direction to take.

The words never reach, how could they if when what we have to say crushes our hearts, takes us in a hurry and leaves us senseless and dazed. When I find myself dazed, trying to understand, to do everything ... to satisfy my and everyone's needs. When what happens to me still inexplicable seems to make sense, even in the midst of nonsense. Each note is like a balm for my spirit. Each note brings back memories of other lives ... past, ancient. Because I have learned slowly, slowly, to breathe, yes, BREATHE, always, at every moment and without stopping ... even when all things are an excess and you have to close your eyes to understand that behind everything there is a hidden message, something what to learn ... something to decipher to know how to discern and thus succeed and do the task well. Each person in his time and space in those two nonexistent but real, because although nothing exists, is ultimately the totality, the whole, the unity, God.

My hands tremble just knowing I can not see you anymore. That you have been my human payment, as well as that mandala and that recently received necklace, and the two arhuacas backpacks, and the Tayrona piece, and everything that I gave with love and without pain. But the delivery of human payments is more painful, it has torn my soul, it has taken my breath away again and again, until my son knelt with me in front of altar and without fear, he told me what to do and how to do it, because he is my teacher, my friend, my brother and companion of this life and of other lives.

The words do not reach because even they are an excess. And they are also that drop of water in the desert that feeds me and feeds the eagle. Because when we all think we are going to faint, something miraculous rescues us, saves us, encourages us. Something inexplicable happens, when we close our eyes and pray, because after all, what we do is go to our center, to our being, to our internal fire, that where our heart beats and then everything happens ... the precise magic, to say to ourselves from the inside that everything will be fine, that I will send you messages of love, that on any given day you will receive roses and they will be for you my friend of soul, for having resisted me for fifty years.

The words never reach. But in prayer we will find the answer always to pain, to loss, to the tasteless that the inexplicable, the mysterious, the hidden, the miraculous ...

¨Las palabras nunca alcanzan, cuando lo que hay que decir desborda el alma¨ Julio Cortázar

Porque todo es un exceso. Porque todo hiere como si te quemara por dentro. Porque esta vez cada nota de Ludovico me arranca con fuerza del corazón cada letra, cada palabra, cada frase, cada idea, cada pensamiento, cada amigo que he amado y he perdido, cada amiga que con todo mi amor yo he ayudado y ayer en un acto de amor indescriptible le he entregado al universo como la última vez de poderle hablar en esta vida humana. En esta vida terrenal, en esta existencia mía, en esta existencia suya. 

Las palabras nunca alcanzan, ni las lágrimas, ni toda la arena del mar, ni toda el agua de este planeta para explicarlo, para decirlo, para contarlo, para poderlo siquiera imaginar…

Porque todo es un exceso, porque cada letra duele y arrebata de mi espíritu, el aliento que tengo de vida, porque todo lo que tengo es eso…esto, instantes…de pasión y emoción por esta vida que amo con toda mi fuerza. Por los instantes que he vivido y he dejado de vivir a tu lado…Por todo lo que tengo que decir y he dicho. Porque me tiemblan las manos, porque el cuerpo me arde, porque la espalda parece que fuera a colapsar, porque ayer aunque perdí mucho, me gané y recobré a mi hijo. En ese acto de amor en esa maloca en donde él comprendió quien era su madre y cuál era su misión en el mundo. Cuál era el timón que él debía tomar y en qué dirección ir y que rumbo tomar.

Las palabras nunca alcanzan, cómo podrían si cuando lo que hay que decir nos arruga el corazón, nos toma de prisa y nos deja sin sentido y aturdidos. Cuando me encuentro aturdida, tratando de entender, de hacer todo…de satisfacer las necesidades mías y de todos. Cuando lo que me sucede aún inexplicable parece tomar sentido, aún en medio del sin sentido. Cada nota es como un bálsamo para mi espíritu. Cada nota me trae recuerdos de otras vidas…pasadas, antiguas. Porque he aprendido despacio, lento, a respirar, si, RESPIRA, siempre, a cada instante y sin parar…aún cuando todas las cosas sean un exceso y tengas que cerrar los ojos para comprender que detrás de cada cosa hay un mensaje oculto, algo que aprender…algo que descifrar para saber discernir y así acertar y hacer bien la tarea. Cada quien en su tiempo y espacio en esos dos inexistentes pero reales, porque aunque nada existe, es al final la totalidad, el todo, la unidad, Dios.

Me tiemblan las manos de solo saber que no podré verte más. Que hayas sido mi pagamento humano, así como aquel mandala y ese collar recién recibido, y las dos mochilas arhuacas, y la pieza tayrona, y cada cosa que entregué con amor y sin dolor. Pero la entrega de los pagamentos humanos es más dolorosa, me ha desgarrado el alma, me ha quitado el aliento una y otra vez, hasta que mi hijo se arrodilló conmigo frente a altar y sin temor, me fue indicando qué hacer y cómo hacerlo, porque es mi maestro, mi amigo, mi hermano y compañero de esta vida y de otras vidas.

Las palabras no alcanzan porque hasta ellas mismas son un exceso. Y son también esa gota de agua en el desierto que me alimenta y alimenta al águila. Porque cuando todos pensamos que vamos a desfallecer, algo milagroso nos rescata, nos salva, nos alienta. Algo inexplicable sucede, cuando cerramos nuestros ojos y oramos, porque al fin y al cabo, lo que hacemos es ir a nuestro centro, a nuestro ser, a nuestro fuego interno, ese donde late nuestro corazón y entonces todo sucede…la magia precisa, para decirnos nosotros mismos desde bien adentro que todo estará bien, que le enviaré mensajes de amor, que un día cualquiera te llegarán rosas y serán para ti amiga mía del alma, por haberme resistido durante cincuenta años. 

Las palabras nunca alcanzan. Pero en la oración hallaremos la respuesta siempre al dolor, a la pérdida, al sin sabor que nos deja lo inexplicable, lo misterioso, lo oculto, lo milagroso…