EN EL IMPERIO DE LA MUJER



Cuatro décadas han transcurrido desde el movimiento de liberación femenina… casi medio siglo después, ¿podemos afirmar que la mujer logró su cometido? ¿Es mejor su vida hoy? ¿Qué nivel de satisfacción tiene en su vida personal, familiar y profesional?



En los años setenta las mujeres se alzaron en un movimiento de emancipación para liberarse del yugo masculino, contra el predominio del macho y la sociedad patriarcal que mantenía a la mujer en niveles de esclavitud y subordinación, contra la discriminación en la educación de féminas y varones, contra leyes y costumbres que la obligaban a seguir el domicilio del esposo y guardarle sumisión y obediencia, contra el trabajo doméstico sin paga, la crianza de los hijos en cabeza de la mujer. Se pregonaron consignas de igualdad, libertad, amor libre, trabajo e independencia económica, control de la natalidad.



Ejércitos de mujeres en todo el mundo ingresaron a la universidad y combatieron codo a codo con los hombres para ganarse un lugar en la vida intelectual, profesional y política. La mujer le disputó la supremacía al macho y conquistó vastos espacios de la razón y el intelecto, fundó su imperio que consolidó en las postrimerías del Siglo Veinte y se empoderó de la mentalidad masculina.



Ese varón domado tuvo que adaptarse a su nuevo rol. La conquistadora impuso su ley. Fueron los finales de la dominación masculina, del imperio del hombre y se vislumbró uno nuevo: El Imperio de la Mujer.



Inspirada en esa gesta liberacionista, enfrenté la autoridad de mi padre. Las tertulias familiares desembocaban en combate. Yo defendía mi deseo de libertad, autonomía e independencia y mi padre, desde su posición de patriarca conservador, defendía la delicada y privilegiada posición de la mujer, el honor de la fémina.



Jurista erudito y legislador, hombre político y brillante académico, mi padre se divertía con el debate y aparte de las veces en que ejerció su férrea autoridad para frenar mis ansias de libertad, disfrutaba contradiciendo las consignas feministas. Citaba la noticia del día, que confirmaba que el cerebro de la mujer era más pequeño que el del hombre, -Ves, me decía irónicamente, lo dicen los científicos, no hay duda, el cerebro de la mujer pesa menos que el del hombre, luego no pueden ser iguales…




  • “Mira hija,- me decía- lo que sí es cierto es que la mujer no puede ser igual al hombre por el simple hecho de la maternidad…


  • Pero, hija,…-¿no te das cuenta que en esta lucha las mujeres más bien se están poniendo cadenas? ¿No te das cuenta que están perdiendo privilegios?”




Años después recordé estas reflexiones de mi padre y le hallé la razón…



La mujer tiene hoy a cuestas una doble jornada, y lucha por reivindicar su derecho a cuidar a sus hijos pues se considera un oficio menor y debe negociar con el marido su derecho a quedarse en casa. El hombre se instaló en sus dominios y muchos se marginan de la competencia laboral para preferir la tranquila estancia en el hogar y la mujer pierde sus terrenos y privilegios, aquellos que tenía por derecho propio.



Se posterga la maternidad. Las enfermedades y vicios propios del género masculino la asedian y ya no cultiva las virtudes de las mujeres de antaño, La antigua sabiduría de las abuelas se ve silenciada por la arrogante inteligencia de la mujer profesional y el hombre calla hoy, concilia diferencias o simplemente abandona el campo de batalla y se alista en las crecientes filas del tercer sexo.



Las tareas que realizaba con la sabiduría del amor una sola mujer ahora las realizan especialistas diplomados, el matrimonio se derrumba ante el primer obstáculo y las promesas de amor se olvidan al primer canto de sirenas. Los hijos van y vienen de hogar en hogar, teniendo que llamar padre o madre al cónyuge de turno y un ejército de hombres y mujeres solitarios se instala en nuestras sociedades.



Son indudables las conquistas de la mujer en su revolución pero… ¿dónde está la voz de la mujer en el escenario mundial? ¿Cuál es su ejemplo? ¿Cuál es su aporte en la construcción de un mundo mejor? He ahí su nuevo reto.



See English version of this article here.



This article is part of a writing assignment for Voices of Our Future, which is providing rigorous web 2.0 and new media training for 31 emerging women leaders. We are speaking out for social change from some of the most forgotten corners of the world. Meet Us.

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